Evolución de la figura del agente inmobiliario
Evolución de la figura del agente inmobiliario
El papel del intermediario inmobiliario se ha transformado en los últimos años. El actual contexto del mercado y las nuevas demandas del comprador han potenciado el cambio de esta figura. Ahora la labor del agente inmobiliario está más profesionalizada; aporta un amplio conocimiento del mercado y ofrece un acompañamiento a los clientes durante todo el proceso de compraventa de una vivienda.
Para entender la evolución que ha experimentado la figura del agente inmobiliario en España, es necesario remontarnos al 2000, año en el que se liberalizó el ejercicio de la intermediación inmobiliaria (Real Decreto 4/2000, 23 de julio). Hasta esa fecha, las actividades ligadas a la compraventa de inmuebles eran únicamente ejercidas por Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (APIS) con cualificación profesional y colegiados.
La liberalización profesional fomentó la proliferación de un gran número de agencias (hasta 80.000 en 2006, según datos del sector) que ofrecían servicio tanto a compradores como a vendedores particulares sin estar sujetos a la posesión de título alguno; a una normativa o a una regulación de la práctica de la intermediación, ya que no tenían la obligación de pertenecer a ningún colegio oficial.
No obstante, el impacto de la última crisis económica en el sector inmobiliario redujo considerablemente actividad del negocio de la intermediación inmobiliaria. Las agencias que lograron sobrevivir han tenido que transformarse y adaptarse al nuevo contexto.
Aunque se echa en falta más control para que las agencias inmobiliarias sean gestionadas por auténticos profesionales con experiencia, ya que en los dos últimos años han vuelto a proliferar, una parte importante de estas nueva agencias no están gestionadas por auténticos profesionales con experiencia, esto es muy perjudicial para el cliente.
El cambio del rol del agente inmobiliario
De esta forma, la labor profesional del agente inmobiliario ha cambiado sustancialmente: el objetivo del agente ya no es únicamente las ventas; ahora es fundamental lograr la satisfacción del cliente. Para conseguirlo, los intermediarios han empezado a estudiar en detalle el mercado y han comenzado a integrar las nuevas tecnologías en sus modelos de gestión.
Con todo ello, el agente inmobiliario se ha transformado en un asesor personal inmobiliario y ha reformulado su papel ofreciendo una mayor orientación, un mejor asesoramiento y un acompañamiento personalizado a sus clientes. Se trata de un profesional formado y conocedor del sector que además aligera los trámites burocráticos asociados a la compraventa de inmuebles.
Así, garantizar un buen servicio al cliente comprador y/o vendedor de una vivienda a través de un asesoramiento de calidad (cualificación de agentes, transparencia de información, mejor experiencia de compraventa) es trascendental para el futuro de la intermediación inmobiliaria en España.